Cada 25 de noviembre, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) promueve el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer. La fecha fue elegida en conmemoración al día en que fueron asesinadas, en 1960, tres de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), en República Dominicana; bajo el régimen dictatorial de Rafael Trujillo.
Al igual que en años anteriores, esta iniciativa marca el inicio de una campaña más amplia, que se extiende hasta el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. En esta oportunidad, el lema es “Cada 11 minutos se asesina a una mujer. #NoHayExcusa. ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres”. Las acciones buscan “movilizar a todos los miembros de la sociedad ante una alarmante escalada de la violencia contra las mujeres, así como revitalizar los compromisos y exigir responsabilidad y medidas concretas a los responsables de la toma de decisiones”.
¿Qué es la violencia contra la mujer?
En su Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de 1993, la Asamblea General de la ONU definió la violencia contra la mujer como aquellos actos que causen “daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico, así como amenazas,coacción o privación de la libertad, tanto en la vida pública como en la vida privada.
La violencia impacta la salud física, sexual y psicológica de las mujeres en todas las etapas de su vida, afectando su educación, empleo y oportunidades. Algunas mujeres y niñas, como aquellas en situación de vulnerabilidad o crisis humanitarias, migrantes, indígenas o con discapacidades, enfrentan mayor riesgo”.
En este marco, “la violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para la igualdad, el desarrollo y la paz, así como para el respeto de los derechos humanos. La promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de no dejar que nadie se quede atrás no podrá cumplirse sin primero poner fin a la violencia contra mujeres y niñas”.
¿Qué tan profunda es esta problemática?
Según datos de la ONU, “la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo. Se calcula que, a nivel global, casi una de cada tres mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida.
En 2022, alrededor de 48.800 mujeres y niñas de todo el mundo murieron a manos de sus parejas u otros miembros de su familia.
Se trata de una lacra que se ha intensificado en diferentes entornos, incluidos el lugar de trabajo y los espacios en línea, y se ha visto agravada por los conflictos y el cambio climático.
La solución radica en acabar con la impunidad, adoptar y financiar planes de acción e invertir en soluciones que proponen los movimientos por los derechos de las mujeres”.
Fuente: ONU.
¿Qué pueden hacer las empresas?
Las empresas -como creadoras de valor y generadoras de empleo- ocupan un rol preponderante en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva, en la que las mujeres puedan desarrollarse personal y profesionalmente.
En este sentido, es fundamental que puedan establecer mecanismos adecuados para asegurarse de generar oportunidades laborales en forma equitativa, y para ofrecer chances de crecimiento en función de las habilidades y el desempeño de las personas, antes que según su género u orientación. Además, deben trabajar para crear ambientes laborales seguros, libres de violencia de cualquier tipo; y fomentar el trato digno y respetuoso entre los colaboradores, y especialmente desde los mandos superiores hacia sus subordinados.