La Unión Industria Argentina (UIA) presentó los resultados de la tercera encuesta del año realizada por el Centro de Estudios UIA (CEU); una iniciativa que busca analizar los principales indicadores industriales y las perspectivas del sector.
Respecto de los niveles de producción, el reporte indica que “durante julio volvieron a predominar las empresas con caída de la producción por sobre aquellas con subas. Fue el cuarto relevamiento consecutivo con esta tendencia. El relevamiento identificó que el 36% de las empresas encuestadas registraron una caída en la producción, mientras que sólo el 21% de ellas indicaron un incremento durante dicho período. La situación es inversa a la del mismo período del año pasado, donde un 23% de empresas había reducido la producción y un 32% la había incrementado. Al analizar por subsector de la industria, las caídas predominaron en casi todas las ramas, a excepción del sector automotor y la industria de metales comunes, que fueron los sectores que traccionaron al alza la industria en el primer semestre”.
En la misma línea, “las ventas en el mercado interno mostraron una tendencia similar a la producción, con un predominio de las empresas con caídas (45%) en las ventas respecto de las que mostraron subas (21%).
En el caso de las exportaciones, un 37% de las empresas registraron caídas en sus ventas externas frente a sólo un 13% con subas. Tanto en las ventas internas como externas, en la gran mayoría de los sectores predominaron las empresas con caídas de sus ventas por sobre aquellas con subas”.
En este marco, el empleo “fue el único indicador con un desempeño más favorable. En esta oportunidad se observó que las empresas con subas en el empleo (15%) superaron a aquellas con caída (14%). Al analizar el dato por sector, las subas del empleo se corresponden con ciertas empresas puntuales que han tenido proyectos de inversión con ampliación de la capacidad productiva, más allá de la coyuntura económica actual. Por ejemplo, en ramas como textil, confección y calzado, la industria química, la industria de minerales no metálicos. Más allá de este dato, el empleo es un indicador más estable donde predominan ampliamente las empresas con estabilidad en el empleo (70%) por sobre aquellas con variaciones”.
En cuanto a las pequeñas y medianas industrias, “se observó una situación similar a la observada en el entramado general, con desmejora de los indicadores. Durante julio predominaron las empresas con caídas por sobre aquellas con subas en todos los indicadores (incluso en empleo donde en la muestra general se había observado lo contrario).
En la producción, un 36% de las empresas tuvieron caídas mientras que 21% tuvieron subas. Lo mismo se vio en las ventas internas (46% con caídas vs. 20% con subas) y en las exportaciones (37% con caídas vs 14% con subas).
En el caso del empleo, a diferencia de la muestra total, en las PyMEs hubo más empresas con caídas (15%) que subas (14%). De todas formas, la diferencia fue pequeña y también predominan en este caso las empresas con estabilidad del empleo (71%)”.
Expectativas
Según el informe, “en un entorno de deterioro de los indicadores, las empresas consideraron que la situación económica está peor que hace un año. Esto se ve tanto en las percepciones sobre la propia empresa (aproximadamente un 50% dice estar peor que hace un año), como en las del sector de actividad (64% indicó estar peor) y más especialmente en las de la situación económica del país (un 92% señalaron que está peor)”.
Sin embargo, “se volvió a ver cierta mejora en las perspectivas para el próximo año y empezaron a ser más las empresas con percepciones positivas por sobre aquellas con percepciones negativas. La mejora se ve tanto en la situación del país como en la situación de las empresas y los sectores de actividad”.
El impacto de la coyuntura macroeconómica
El reporte da cuenta de que, “en relación al entorno macroeconómico, las empresas reportaron el impacto del impuesto PAIS sobre los precios de insumos y bienes finales, así como crecientes dificultades en la gestión de SIRA y SIRASE para la importación de bienes y servicios necesarios para la producción”.
En efecto, “en todas las aristas relevadas las empresas reportaron más inconvenientes que en el relevamiento de abril. El 71% de las empresas indicó dificultades en la aprobación de solicitudes (más que el 58% de abril). En tanto, los tiempos de aprobación de las SIRA empeoraron para el 80% de las empresas, mientras que el 77% indicó mayores dificultades para el pago a proveedores”.
Asimismo, “se advirtieron crecientes dificultades en la gestión de la importación de servicios. 87% tuvieron dificultades con los tiempos de aprobación y 84% con la aprobación de solicitudes. En el caso de los pagos, sólo el 20% de las empresas afirmó haber podido pagar sin inconvenientes los servicios tras la espera de 60 días. En cambio, una de cada dos empresas afirmó no haber podido realizar los pagos. También se verificaron dificultades en la aprobación de los fletes de exportación”.
Por otro lado, “tras el decreto 377/2023 que estableció el impuesto PAÍS del 7,5% para las importaciones de bienes, la gran mayoría de las empresas estimaba un elevado traslado a precios tanto de los insumos como de los bienes finales. Para más del 40% de las empresas, el impacto en los precios era de un aumento mayor al 7,5%, mientras que más del 35% esperaba un aumento de al menos 5%. El relevamiento se realizó previo al salto cambiario del 14 de agosto, por lo que no está contemplado el impacto adicional de dicho aumento”.
En este sentido, cabe destacar que, “con posterioridad al cierre de la encuesta, la incertidumbre cambiaria se acentuó, en el marco de la suba del tipo de cambio y de la tasa de interés” por lo que “persiste un clima de elevada incertidumbre para la producción, con dificultades en torno a la disponibilidad de insumos, la suba de costos y la situación de la demanda y la gestión de liquidez de las empresas”.
Fuente: UIA.